martes, 24 de julio de 2007

De involuciones, evoluciones, devoluciones, y... el desahucio.

Esta entrada la puse en mi LJ el 15 de este mes. Ha pasado algo de tiempo ya, la entrada es "antigua" mas, graciosamente, el sentimiento, sigue intacto.

Primeramente, ruego se me disculpe todo error en el expresar de estas líneas; finalmente, han sido un desahogo sin pretensiones de revisar, sólo expresar. No me da la gana leer lo que mi mente no se ha cansado de repetirme y el corazón de recalcarme desde hace días.

Algunas veces uno se pregunta ¿Cómo han ido avanzando las cosas?. Hay veces en que el relacionar humano sufre sus evoluciones, notoriamente positivas. Aunque otras tantas simplemente nos enfrentamos al cíclico devenir de los acontecimientos que concatenan ciertos actos pero que uno, de una forma u otra sabía irían a ocurrir, cual pitonisa mal pagada que se niega a comprender puesto sabe, no es conveniente; te van a romper hasta el alma.

Hay veces en que la frialdad auto inducida logra mucho y es propio del mismo poder decir- me siento libre de estas ataduras tan terrenas e incorpóreas, pero- ¿Vínculos materiales? Dudoso me parece poder terminar denigrando de tal forma un término que, para muchos, es de importancia transcendental y de significado único y primordial, y- déjeme aclarar- no estoy desmereciendo aquel sentimiento ni tampoco la concepción que se usted puede tener acerca del término (manoseado tantas veces, amado y odiado en igualdad proporcional). Simplemente, tengo una visión empíricamente aprehendida y marcada con fierro candente- no en un sentido físico- sino mas bien sicológico. Quizá hasta espiritual.

Que puedo decir, hay veces en que uno debe bajar ciertas barreras creadas para dar segundas oportunidades. Uno cree evolucionar. Luego, estás tan indefenso al golpe- puesto eras tan desconfiado y cuando confías pecas de idiota- que cuando este llega atesta, por más que este fuese lanzado a metros de ti, directamente a tú centro. Y bien, allí crece la desconfianza, nace, renovada llena de miradas iracundas y mal intencionadas, pero ¿Vuelves a evolucionar? ¿Involucionas? No, no podría dar una definición y entender a cabalidad cual es el verdadero término, finalmente no soy de la idea de las verdades absolutas más bien creo en la complejidad de la realidad y como esta se concibe por cada cual, finalmente, creo existen las verdades a medias cuando te enfrentas a una verdad que no es de tu total agrado.

Y ¡Qué más da! Finalmente he vuelto a caer, me siento vencida. E igual que cuando tenía cuatro, luego doce y más tarde dieciséis e igualmente hoy, a los veintiún años, he de sentir lo mismo que cada una de esas ocasiones, solo que al fin he de poder poner un nombre apropiado a todo esto; y espero, a partir de ello poder evitar el otro sentimiento que tantas veces termina llevándome a la misma situación- creer en ti- Pero aquello, lo podía definir. Hoy, puedo definir gracias a esta nueva traición, el sentimiento que despiertas en mí cada vez que me dejas de lado, que me olvidas, que no me permites saber de ti. Ese sentimiento en que se han basado mis relaciones personales en tanas ocasiones, sobre todo aquellas más cercanas, que me han llevado a ser dos. Una que acepta todo, otra que pone una barrera irrompible y que sólo puede abrirse desde el interior.

Y es que hoy, puedo decírtelo.

Padre, nuevamente, otra vez. Me has vuelto a decepcionar.

Gracias por desilusionarme, una vez más.

Después de todo, esto, te es habitual.

Pero yo...

...Saludos escuetos. Porque no tengo ánimos de más.

Yo, ya no quiero más.

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